+¿Sabes que hay niñas de mi clase que no tienen hermanas?
-Claro que si, peque.
+Jope, pues que aburridas, ¿no?
-¿Por qué dices eso?
+Porque sí, porque no tienen hermanas a las que darles la lata, ni con
las que reirse, no se pueden enfadar con ellas y luego perdonarse, no
hacen guerras de cojines ni de cosquillas, no las ayudan con los
deberes, ni se hacen fotos juntas, no pueden esconderse dentro del
armario para pegarles un susto, no se aconsejan con la ropa, tampoco se
animan cuando están tristes, no hablan de chicos ni de chicas tontas, no
pueden pelearse por el ordenador o por la tele, ni juegan a ser
modelos, no se disfrazan de princesas, no pueden cantar juntas, tampoco
durmen en la misma habitación ni comparten la ropa, no pueden ir a su
cama cuando tienen miedo, ni les cuentan una historia de cuando eran
pequeñas antes de dormir, no les ponen la música que se lleva ahora, no
las enseñan a nadar o a montar en bici, sólo se pelean con sus papis, no les enseñan a andar con tacones, no saben que significa realmente la
palabra: hermanas, no pueden abrazarlas ni tirarles de los pelos, no les
pegan, ni les arañan pero tampoco les dan besos, no juegan al
escondite, al pilla-pilla ni a papás y a mamás ni a médicos, no pueden
chulearse de que tienen hermanas mayores que pueden ir a por ellos si se
meten con ellas... pero, ¿Sabes qué?
-¿Qué?
+Que yo he tenido mucha suerte